La Secretaría de Negociación Colectiva de la Fesimubo relevó una serie de datos económicos que exhiben una realidad preocupante para los trabajadores argentinos
La realidad económica de los trabajadores en Argentina se vio severamente erosionada durante los últimos años. Los datos recientes relevados por la Secretaría de Negociación Colectiva de la Federación de Sindicatos Municipales Bonaerenses –Fesimubo-, a cargo de Gustavo Seva, y conducida a nivel provincial por Rubén “Cholo” García, reflejan el impacto devastador de la inflación, los bajos salarios y la precarización laboral en la vida cotidiana.
Argentina ha enfrentado una inflación galopante que desgasta constantemente el poder adquisitivo de los salarios. En mayo de 2024, la inflación mensual fue del 4.2%, mientras que la inflación interanual alcanzó un alarmante 276.4%. Entre enero y mayo de 2024, la inflación acumulada fue del 71.9%, y para todo el año 2023, el acumulado fue del 211.4%. Las expectativas inflacionarias para el 2024 se sitúan en un 143.5%, lo que augura un panorama aún sombrío para los próximos meses.
Datos relevantes
Los datos proporcionados por la Secretaría de Negociación Colectiva de la Fesimubo destacan varios puntos críticos:
Costo de la Canasta Familiar: En mayo de 2024, el costo de la canasta familiar fue de $851.350,87, determinando el límite para la situación de pobreza.
Ingreso Familiar Básico de Indigencia: Una familia necesita $386.977,66 solo para cubrir sus necesidades alimentarias básicas.
Salario Mínimo Vital y Móvil: El salario mínimo vital y móvil equivale al 60.5% del ingreso familiar básico de indigencia y apenas al 27.5% del costo de la canasta familiar. El SMVyM ho se encuentra fijado en $234.315,12
Impacto en los Trabajadores
Estos números reflejan que los trabajadores/as están subsistiendo para mantener a sus familias con ingresos que no alcanzan para cubrir siquiera sus necesidades básicas. La mayoría perciben salarios que están por debajo de la línea de pobreza.
Impacto en la calidad de vida
La crisis económica no solo afecta el bolsillo de los trabajadores, sino también su calidad de vida. La falta de recursos adecuados repercute en la alimentación, la educación, la recreación y la salud de sus familias. Muchos trabajadores deben recurrir a segundas ocupaciones o empleos informales para complementar sus ingresos, lo que incrementa su carga laboral y disminuye el tiempo disponible para el descanso y la vida familiar y, por supuesto, los recortes en la vida diaria y cotidiana se han incrementado de sobremanera.
El Topo deberá atender seriamente la situación económica de los trabajadores en Argentina ya que las alarmas comienzan a encenderse y a sonar cada vez más fuerte.
